Recientemente el candidato de la Coalición de la Esperanza, Sergio Fajardo, publicó en sus redes sociales un video en el que habla del ciber-acoso, e invita a que no se continúe con ese tipo de prácticas. Sin embargo, parece no ver la viga en el ojo propio, pues la mayoría de los reclamos que se le hacen tienen que ver con las víctimas de sus gobiernos locales y con el tratamiento que él da a sus contrincantes políticos.
Una de las muchas críticas que ha recibido Fajardo por esta publicación, está relacionada con la situación que han enfrentado por años los habitantes del Cañón del río Cauca, afectados por la construcción de La Represa de Hidroituango la cual recae doblemente sobre Fajardo pues fue alcalde de Medellín y gobernador de Antioquia.
Es decir, su responsabilidad sobre este asunto es por partida doble, y si de acoso se trata habría que tener en cuenta las desapariciones, las muertes, los desplazamientos forzados, la deforestación, y la violencia paramilitar y estatal que han tenido que enfrentar los habitantes de esa región.
Además, líderes como Isabel Cristina Zuleta y los mismos habitantes de Ituango le han pedido en reiteradas ocasiones, que se siente a hablar con ellos. La respuesta de Fajardo ha sido el silencio total, en otras palabras, un «ustedes no existen». En este caso reiterar una invitación por redes sociales, según el criterio de Fajardo es acoso, pero ignorar a quien pudiese ser su interlocutor como si no existiera, sí está bien hecho.
De igual manera ha sucedido con asuntos como el elefante blanco de la Biblioteca España, sobre el cual son reiteradas las llamadas por parte de los usuarios de redes a quiénes llama ciber-acosadores.
Sus relaciones con el Grupo Empresarial Antioqueño -GEA-, su cercanía con el uribismo en Antioquia y ahora en Bogotá a través de Claudia López, cercanía manifiesta también en su huida en la segunda vuelta presidencial en 2018 a ver ballenas, son otros de los asuntos que siempre le recuerdan a Fajardo en redes sociales.
Todo esto con las víctimas de lo que podría llamarse más que ciber-acoso sino ataques y victimización en palabras mayores. Pero no solamente ahí están los ejemplos de un discurso vacío usado por Fajardo, un discurso que tiene todo de acusador, pero nada de autocrítica o tan solo alguna respuesta.
Fajardo también en sus redes sociales ha publicado adjetivos bastante ofensivos en contra de otros personajes como Gustavo Petro. Por ejemplo, llamar a un contenedor político como patético, populista y facilista no es un discurso muy acorde con el llamado que hace en las redes sociales.
Tal vez para evitar los señalamientos, que con razón hacen muchos usuarios, debería comenzar por responderle a las víctimas, por lo menos las de Hidroituango, y ofrecer excusas por los adjetivos que a menudo usa para intentar descalificar sin proponer, como de costumbre.
Sin embargo, una muestra de que a Sergio Fajardo muchos ciudadanos en Antioquia y en el país ya no le comen cuentos es que la mayoría de sus intervenciones en redes sociales tienen muchas más reacciones con comentarios que retuits, pero el candidato parece que sólo quiere leer aquellos en que lo adulan y prefiere llamar ciber-acoso aquellos en los que le recuerdan sus deudas con la sociedad.
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