En el desespero de la revocatoria y del quebrado medio que entró al juego para intentar recuperar su condición financiera, un vergonzante columnista con una hoja de vida llena de tachas entró en escena. Se trata del exconcejal Bernardo Alejandro Guerra, al que la corrupción lo quemó.
Desde hace un tiempo se viene viendo al exconcejal, que se jura ser el adalid de la moral, haciendo denuncias contra la administración y siendo replicadas por la revocatoria. Sin embargo, una persona que según nuestras fuentes tiene problemas con el alcohol y que además tiene denuncias de su exesposa por violencia intrafamiliar no es precisamente la más correcta.
Pero lo más vergonzoso del concejal es que perdió su curul en el Concejo de Medellín por sobrepasar los topes de financiación, que tuvo durante los años en su cargo comprobados conflictos de intereses y que sus actuaciones estuvieron lejos de la ética y el control de lo público que pretende hacer desde sus columnas.
Además, es importante recordar que muchas de las alertas que realiza como posibles hechos de corrupción, simplemente son porque su estructura se desbarató y ve como su forma de vivir del sector público se les escapa de las manos. Ahora su única expectativa es que su también quemado hermano, logre algo a través del Centro Democrático, uno de los promotores políticos de la revocatoria.
A las voces del exconcejal se une el exsecretario de Fajardo, Santiago Londoño, que parece con un trauma y diario pone dos o tres tweets contra la administración. Lástima no haberle visto la misma intensidad para cuidar los recursos públicos cuándo era él quien debía ejecutarlo y hoy se viven los estragos de sus malas gestiones.
“Es inobjetable que la politiquería y la corrupción tienen sus tentáculos bien ceñidos al interior de los organismos de control…”
— SantiagoLondoñoUribe (@slondonouribe) October 24, 2021
Fui víctima del destituido y procesado penalmente ex Contralor que describe @BernardoAGuerra. https://t.co/GaPrfYKJEV
Pero claro, la relación de este par de personajes es cercana, al menos para malos negocios que implican a EPM. Bernardo Alejandro Guerra fue quien dio su voto a favor de la privatización de UNE, Santiago Londoño uno de los que orquestó el pésimo negocio de Orbitel. ¿Están cuidando a Medellín o sus negocios?
Una vez más, se demuestra que el ruido de estos personajes es solo el producto de utilizar la ciudad para ostentar un estilo de vida, gracias a un modelo en el que se privilegian unos pocos y solo se socializaban las perdidas con el pueblo.
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